Ventajas y peligros de la traducción automática

La traducción automática (TA ó MT, por sus siglas en inglés, machine translation) se viene utilizando desde hace años, de modo que los profesionales del sector de la traducción conocen bien sus ventajas e inconvenientes.

Sirve para algunos tipos de texto, a condición de revisarlas

Puede ahorrar tiempo y costes en traducciones de textos sencillos de uso interno, sin exigencias de exactitud o coherencia. Pero para evitar confusiones requieren una revisión a fondo (la llamada “posedición”) por una persona que domine el idioma de origen (idioma fuente), el idioma de destino, la temática tratada, y el manual de estilo de la organización (o que disponga de su propio manual de estilo normalizado). El poseditor comprueba que la traducción sea exacta, completa, que no añada contenidos (las llamadas “alucinaciones” de la IA), sistematiza la terminología, la adapta al contexto, corrige los errores de concordancia y número que comete la IA, opcionalmente mejora la sintaxis, etc.

Respecto al formato, solo las versiones de pago lo mantienen una presentación más o menos parecida a la del original. Las versiones gratuitas solo proporcionan texto corrido.

Para usos más exigentes, de momento puede ser más un estorbo que una ayuda

En los textos técnicos, científicos, artísticos, de comunicación y marketing, así como en los documentos estratégicos de definición de políticas, programas o proyectos, etc., el uso de la traducción automática puede tener un elevadísimo coste en términos de imagen, precisión y eficiencia. Porque la IA copia sistemáticamente textos y traducciones anteriores, con sus fallos, interpretaciones erróneas, barbarismos, erratas, etc. Por otra parte, el reciclaje continuo de traducciones que quizá fueran incorrectas desde un primer momento compromete la calidad no solo de la traducción automática, sino también de los textos de referencia accesibles en Internet que podrían ayudar a resolver dudas.

Los textos de comunicación y marketing, por su parte, exigen un trabajo que va mucho más allá de la simple traducción. La transcreación o redacción creativa (copywriting), transmite el mensaje original como lo haría un nativo, y no de forma literal.

Aquí la IA no tiene ninguna utilidad – sino todo lo contrario, pues este tipo de texto soporta mal el empobrecimiento del lenguaje que supone el uso en cascada de textos creados o traducidos con IA.

En cuanto a los videojuegos, el software, etc. tampoco basta con traducirlos literalmente. Requieren localización, es decir, una adaptación a la cultura, usos y particularidades del mercado local. En este caso, aunque la IA pueda brindar alguna sugerencia aprovechable, en general resulta mucho más trabajoso intentar aprovechar que crear la versión local a partir de una traducción humana, confiando en la pericia, los conocimientos y la creatividad del traductor especializado.

La traducción para el doblaje o subtitulación de películas, series, documentales y demás productos audiovisuales también es un campo aparte. Sigue unas reglas estrictas de sincronía, duración, y, en el caso de los subtítulos, una ortotipografía específica. Además, exige una especial vigilancia de la coherencia y el contexto. Los intentos de subtitulación con IA, tanto de productos audiovisuales como de congresos o conferencias, son hoy por hoy terriblemente decepcionantes.

Finalmente, la traducción literaria demanda una riqueza lingüística y cultural, una sensibilidad e inteligencia emocional y una capacidad creativa que, por el momento, las máquinas distan muchísimo de alcanzar.

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